miércoles, 6 de agosto de 2008

la ciudad es...el deseo de...


La ciudad es una vaca. Pero no es una vaca, tal vez, un día... . La ciudad es un día que llegará a ser una vaca, pero ese día no llegará nunca -ya me entendéis-. La ciudad es, por supuesto, algo que algún día... pero ese día no llegará nunca.

Para la ciudad están de moda las cartografías, los mapas, volúmenes aplastados sobre dos dimensiones y acuchillados con tiralíneas, colores, y emblemas escalofriantes. Es el reino del antiguo carnicero de la división.

La ciudad es un vaca dibujada en un reloj de arena. L a arena bebe la sangre y la sangre el tiempo.

En las carnicerías me fascina la cartografía en colores pastel de los cuartos de ternera. El mapa de las zonas a la venta del cadáver. Solomillo, costillas, filet de pobre... No recuerdo ahora si el animal así ilustrado me sonríe, o tal vez, sus negros ojos llenos de muerte me observan con cierta melancolía.

La ciudad es una vaca sin día. La vaca es una cartografía de la muerte.

Los colores pastel de esas cartografías de carnicería insultan mi sensibilidad, pero, a mi lado, las reinas y los reis compran su parte preferida, a veces preguntan por el dibujo, o directamente a la carnicera... La carnicera lleva un típico delantal con volantes rematado con puntillas de color rosa o verde esperanza. Restos de sangre, pequeños grumos de grasa y vísceras adornan como medallas al valor ese uniforme.

La ciudad es una mierda de día que pisamos de vez en cuando.

El sacrificio está dibujado en el ojo de buey que llora en las estadísticas. El mapa de la ciudad hace creer a los idiotas que la estadística de suicidios es un número de idiotas. Aunque la verdad es que hay en toda Europa más suicidios que muertes de tráfico.

La ciudad es una vaca que vive de cara a la pared. En la pared viven enterrados todos los días que no llegaron a existir. -Lástima. El ángel de la historia también era un muerto viviente: nada.- La ciudad dice de su límite que cocinaron su lengua cuando era joven y tierna en la cartografía del departamento de urbanismo.

La ciudad es aquella vaca que un día... Pero ese día no llegará nunca.

La cartografía vive de chinchetas, tiralíneas y excavadoras...

En la ciudad la resistencia hecha de volúmenes imposibles, de ojos negros que abrían desafíos a los carniceros, de silencios dinamitados, de enfrentamientos contra el apartheid, de desembarcos piratas en la gran playa del Forum de la vergüenza, seguirá llevando adelante su deseo de ser piel roja peleando el destino de la parte maldita.

La ciudad es una vaca.
La ciudad es un matadero.
La ciudad es un campo de esclavos.

Pero la ciudad es en el límite un puerto y un bosque donde la vida humana, anclada en las generaciones derrotadas, y abierta a corrientes oceánicas poseídas por el demonio de la desmesura volverá a engendrar siempre nuevas figuras que domeñarán a las máquinas como a formas de una imaginación inferior, y, que atravesarán el miedo subiendo la apuesta de su propia vida.

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