sábado, 15 de diciembre de 2007

¿encontraste al humano más feliz...? (1ª parte)



28. Transcurrió el tiempo y quedaron sometidos casi todos los que viven al oeste del río Halis, pues descontando a los cilicios y a los licios, Creso tenía sometidos a todos los restantes, a saber, a los lidios, frigios, misios, cálibes, paflagonios, tracios, tinos y bitinios, carios, jonios, eolios y pánfilos...
29 ... sometidos los cuales, que Creso anexionó a los lidios, llegan a Sardes durante diez años por las leyes que , un emporio de riqueza, todos los sabios que en aquellos tiempos había en Grecia, aunque no todos a la vez. Entre ellos descolló Solón el ateniense, aquel que a instancias de los atenienses les redactó una legislación y luego se ausentó por diez años, marchándose so capa de investigar, pero en realidad para no verse obligado a derogar ninguna de las leyes que había promulgado. Lo cual a los atenienses les resultaba imposible, ya que se habían obligado con solemnes juramentos a regirse Solón les propusiera. 30. De modo que por todas estas cosas y también para investigar, Solón se expatrió y se fue a Egipto, a la corte de Amasis, y principalmente a la de Creso en Sardes. Llegado allí, Creso le alojó en el palacio real. Al cabo de tres o cuatro días por orden de Creso, los servidores le hicieron una guía por los tesoros, y se lo mostraron todo, que era grande y muy valioso. Cuando Solón lo hubo contemplado y considerado todo bien a su gusto, Creso le preguntó:
"Huésped de Atenas, aquí nos ha llegado fama de ti por tu sabiduría y por tus viajes, ya que en tu amor a la sabiduría has visitado muchos países para conocerlos. Ahora a mí me ha entrado el deseo de preguntarte si has visto a algún hombre que sea el más feliz de todos."
Creso hizo esta pregunta creído de que el hombre más feliz de todos era él mismo. Pero Solón no le aduló en absoluto, antes bien con la verdad por delante, repuso: "Sí, oh rey, vi a Telo, en Atenas." [Un hombre corriente, que vivió cuando la ciudad funcionaba bien, tuvo hijos guapos, ninguno murió, y además consiguió un buen final: en una batalla con una ciudad vecina, y tras poner en fuga al enemigo, murió en combate heroicamente. Los atenienses le rindieron homenaje.]
31. Así que Solón con su discurso prolijo y elogioso acerca de Telo movió a Creso a preguntarle a quién veía más feliz en segundo lugar, muy convencido de llevarse él el segundo puesto. Pero Solón repuso: Después de Telo los más felices son Cléobis y Bitón. Los dos, que eran hermanos y habían nacido en Argos, disponían de lo suficiente para vivir, y además estaban dotados de un gran vigor corporal /.../ Y de ellos se cuenta lo siguiente: se celebraba en Argos la fiesta de Hera, y la madre de ambos jóvenes tenía que ser conducida hasta el templo por medio de una yunta. Pero los bueyes no habían llegado del campo, no se habían presentado ala hora debida. Apremiados por el tiempo, los jóvenes mismos se uncieron el yugo y tiraron del carro; encima del carro viajaba su madre. Y así llegaron al templo distante cuarenta y cinco estadios. /.../ Luego de la plegaria tomaron el banquete ritual, y los jóvenes se echaron en el mismo templo. Y ya no se levantaron, sorprendidos por un final así. Los argivos les erigieron estatuas en Delfos y se las dedicaron, con la convicción de que habían sido unos hombres inmejorables.

Heródoto. Historia. Cátedra. 2002. Madrid. Traducción Manuel Balasch. P.81 y ss.

[CONTINUARÁ...]

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