lunes, 10 de marzo de 2008

barcelona subterraneo.Línea 1, 09:45 am


21 de febrero de 2008. 09:41 a.m.

La potencia de las máquinas, la velocidad, la increíble fuerza de desplazamiento y propulsión, los avances médicos, psicológicos, alimenticios, comunicacativos: No han servido de nada.
09:41 a.m.
"Próxima estación "Espanya", enlace con las líneas..."

¿Dónde está escrito...? El dibujo de estos paisajes abandonados, donde la mirada se pierde, las burbujas del color de la piel al límite que cuelgan de los ojos prolifera. La cuadratura de los gestos devenidos automáticos. Toda esta tristeza sin disimulo, sin esperanza, toda esta tristeza brillando en los gestos recomidos de los viajantes del subsuelo. ¿Por qué? ¿Hasta cuándo?

¿Qué culpa ha condenado a toda esta inmensa multitud a esta tristeza? ¿Qué resorte secreto los sostiene en pie, los alza de la cama cada día con exquisita obediencia, aquella que se somete sin salida a la primera humillación diaria?

Quisiera ser ahora mismo un geógrafo milimétrico, un turista a caballo de gorgojos amaestrados y pagarme un viaje organizado por los meandros de la angustia, cayendo desde los pómulos, bajando con lentitud las arrugas de la costumbre. Bordear el límite exterior de una servidumbre voluntaria que va minando los espíritus... hasta que la demencia llega a convertirse en la posibilidad de una salud.

La línea 1 de metro en barcelona despide a esta hora una desesperación no disimulada en el brillo apagado de las almas. Cualquier día, cualquiera... yo mismo si fuera uno de ellos me haría estallar allí mismo con la bolsa de la compra...

Un péndulo los empuja, un vaivén de recuerdos e inercia, una ruleta rusa de suicidio y lotería de navidad. Cualquier cosa menos la acción colectiva; cualquier cosa menos el esfuerzo de pensar. Y no me refiero a repasar los lugares aburridos y hastiados de tanto manoseados: clichés de autodechoque. De uno a otro en un número limitadísimo de posibles. Rebotas en una conducción imantada en un espacio claustrofóbico, del azul al rojo, del trabajo al dinero, del dinero a pagar los prestamos, desde los prestamos te embiste la hipoteca coronada con el euríbor -una pareja de banqueros e inmobiliarias con ojos de caníbal que sostienen una gran carcajada-. El precio de la compra al volante de los grandes centros de distribución traidoramene te embiste de costado, con gran violencia, y la cabeza de tu compañero golpea la tuya, por accidente... ?

El horror. El horror existe. El horror habita los rostros agonizantes de los viajantes del subsuelo. Incluso las ratas de ojos sanguíneos, rebañando un bote de leche condensada que comparten sin problemas, se ríen de nosotros.

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