sábado, 17 de febrero de 2007

Todos los nombre de Adán 3: "el desaparecido"


"Nunca se sabe lo que puede ocurrir con una realidad, hasta el momento en que se la ha reducido definitivamente inscribiéndola en un lenguaje."

JAQUES LACAN, El seminario, 2. "Introducción al gran Otro"

El otro día vino a verme a la Universidad Pirata un amigo, hace algún tiempo le llamábamos "el desaparecido" por dos razones. Por un lado por su capacidad para desaparecer sin dejar rastro durante días, semanas, o incluso alguna vez meses. Había algunas amigas que se preocupaban... tal vez era normal teniendo en cuenta su capacidad, o su... elevado deseo de autodestrucción. Lo que ocurre con este tipo de deseo es que siempre quieres llevarlo más lejos, alargar el límite del goce pero tu cuerpo se acostumbra a los crash continuados y cada vez es más difícil. Quiero decir que en realidad lo que este deseo desea es el "deseo de...", y no la "autodestrucción". Porque claro, si ésta es llevada a su último cumplimiento no podremos recomenzar otra noche una vez más. Porque, como decía aquel gran filósofo, Pierre Klossowski, nunca se trata de "de una vez por todas", sino de "une fois de plus", "una vez más", "otra vez de nuevo". Porque claro, lo que pasa seguramente es... que la muerte es tan aburrida, ¿verdad? Porque a lo que estamos jugando continuamente más bien es al "intercambio simbólico". ¿Cómo decía Lacan? -Suerte que tengo sus Escritos aquí delante encima de la mesa-.


"Para decirlo todo, en ninguna otra parte aparece más claramente (que en el sueño) que el deseo del hombre encuentra su sentido en el deseo del otro, no tanto porque el otro detenta las llaves del objeto deseado, sino porque su primer objeto es ser reconocido por el otro."

JAQUES LACAN, Escritos, 1. "Función y campo de la palabra" (p. 257)

Pero había otra razón por la que le llamábamos "el desaparecido", y era por su capacidad para hacer desaparecer los más variados objetos de las empresas de la precariedad cultural, librerías gentry-fication, grandes almacenes, otros grandes almacenes u otros grandes almacenes, pero también de tiendas que creen desprender prestigio cuando lo único que desprenden es un tufo asqueroso de precariedad, trabajo malpagado, relaciones de mierda, espacios de control obsesivo, etc...

Recuerdo, de cuando lo tratabamos más amenudo, que le encantaban estos lugares rodeados de cámaras y precarios enrarecidos por su identificación con el significante amo, enrarecidos por la seducción que ejerce sobre ellos o ellas una posición que los aplasta. El mundo es tan raro. "Yo hago magia", decía. "Todo es cuestión de hacer la imagen. Aparecer. Y desaparecer. Nunca han conseguido pillarme mangando ninguno de esos estúpidos cachivaches encantadores, porque ni siquiera me han visto".


Me acordé de él leyendo un post muy chulo en Biblioprecario sobre un tipo que manga (roba) libros en el centro, en Barcelona, y además desafía a los estúpidos sistemas de control con pegatinas encantadoras. Porque son realmente estúpidos, creo que en esto estamos de acuerdo. Días después, esto es hace unos días, apareció por casa de repente cargado de libros. Me alegré tanto de verle que después no me acordé de preguntarle si había leído aquel post, o incluso si era él el tipo de las pegatinas... Estuvimos charlando de cosas inconsistentes, de los viejos amores y de los nuevos, de la inconsistencia de la realidad y el deseo de destruirla. Parece que estuvo en Oaxaca cuando ocurrió todo ¡y me quedaron unas ganas de ir... a la próxima! También me dijo que nos seguía el rastro del blok-seminario y que había aparecido para hacer una contribución bibliográfica. Nos trajo "de un sólo golpe" El seminario 2 y el 11 de Lacan, donde se habla del gran Otro que estamos tratando estos días; Las metástasis del goce, de Zizec, Carl Schmitt teólogo de la política, una antología de textos de Schmitt; y un libro de Carlo Ginzburg, al que cita Hakim Bey en Utopías piratas... Y después ha vuelto a desaparecer.

Un abrazo estés donde estés.

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