jueves, 21 de diciembre de 2006

Razones, figuras, artillería


la primera edad de oro es un mitema. y a la vez es una necesidad. siendo un pirata nunca estás donde parecías estar. hasta que apareces: colgado en una cesta de hierro a la entrada del puerto, o en las portadas de los periódicos.

"Y has de saber más: que el buen caballero andante, aunque vea diez gigantes que con las cabezas no sólo tocan , sino pasán las nubes, y que a cada uno le sirven de piernas dos grandísimas torres, y que (...), no le han de espantar en manera alguna." M. de Cervantes, Segunda parte del ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha

Es el caballero andante ingenioso y "sin miedo" el que se pierde en la derrota del Renacimiento ansioso de renovación, de "nivelación", de subversión republicana, de radicalismo mesiánico.

Se quedará "la carne de cañón", las diferentes figuras del servicio, esclavitud, cautividad, picaresca, el dinero como nervio de la guerra y de la corte, y las figuras cortesanas.

Y nace como polo de contramovilidad la figura del pirata: moriscos expulsados, judíos de sefarat, renegados y renegadas de toda la cristiandad, aventureras, cautivos, proscritos, ex dominicos como aquel con título de doctor que reniega en Argel delatando el último plan de fuga de Cervantes. Así que si no llegan a rescatarlo in extremis del barco de Hasán Bajá que lo llevaba encadenado a Istambul, tal vez el autor del Quijote se hubiera visto obligado a renegar y a practicar la piratería con nuevos amigos en la nueva fé si hubiera querido recuperar algo de su vida...




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