domingo, 10 de febrero de 2008

El rey roto y la luna


la danza de los imposibles, el intervalo
el intervalo de los tallos en erección
la desesperada carrera hacia el sol

pero el sol, abandonado, so

brevive...

enterrando alucinado
ese suicidio de luz




es una tristeza esplendida cada mañana contemplar
contemplar el sol dándose
cabezazos contra los impasibles


búnkeres de acero y cristal
las venas bombeando hormigón. El
dominio.


Gris-contáiner, el dominio de la gran ciudad latidos
el gran corazón gris del rey en las sopitas de hueso,

en los relojes de arena vaciando el vacío retorno desolado de
esperamos la llegada del tren
el abandono o la muerte


el cemento como la cañiza redobla el signo de la muerte
el signo de la muerte que aprendimos en El Jardín
de las delicias...


...lleno de trampas y ángeles-brujo. La tentación.

La delicia de la trampa escondida en la casa de los gusanos
salen a medianoche con sus grandes ojos de otro mundo a saludar a la diosa de la danza

menstrual.


Y al rey se le formaron cuatro extremos en las esquinas
del tronco, y en las esquinas
de los extremos le nacieron cinco brotes, como a los árboles.

Y como los árboles se alzaron desde aquel tronco llenos de angustia,

como manos poseídas por el

deseo de alcanzar el cielo, y su fracaso.


Así nos alzamos hijas de un vientre en llamas que no deja de perseguir su

propia destrucción, arrojado en el barro...


Porque la expulsión en forma de cuchilla dividió el nombre del ser coronado.


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